Fuentes cercanas al rubro aseguraron que las medidas «pueden llevar a congelamiento de salarios, aranceles y honorarios médicos».
Este domingo 27, el Gobierno anunció la suspensión del aumento a la medicina prepaga por los próximos 90 días en todos aquellos hogares que no superen los $2 millones de ingresos mensuales, que representa al 98% de los usuarios, aunque aún no se conoce el detalle de cómo se implementará.
En un contexto de altísima inflación e incertidumbre, desde el sector advierten que una suspensión transitoria de aumentos «no resolvería el problema del financiamiento del sistema de salud, sino que lo agravaría».
Los aumentos de los insumos médicos llegaron hasta un 50% en el último mes, como consecuencia de la última devaluación, el salto de los precios y la dificultad para importar materiales.
Las prepagas trasladaban automáticamente el 92% de sus aumentos a los prestadores. No obstante, con esta medida no habrá aumento de aranceles a los sanatorios y centros; tampoco habrá aumento de honorarios profesionales, lo cual profundizaría el retraso de lo que cada profesional debe ganar.
Fuentes cercanas al rubro medicinal señalaron que se producirán problemas gremiales ante la imposibilidad de revisar paritarias: «Se intenta solucionar un problema generando otro con el consecuente desfasaje entre los costos de las prestaciones médicas, honorarios, tratamientos, insumos, etc.», argumentaron.
Asimismo, indicaron que «todo lo anterior se va a traducir en un deterioro aún mayor del que está sufriendo el sector por un lado y la sociedad por otro» y que «ninguna de estas medidas declara que las empresas van a recibir alguna compensación tributaria ni de la Seguridad Social».
«Con los ingresos regulados y controlados y los costos prácticamente liberados estas nuevas medidas tampoco van a colaborar para mejorar la atención ni a preservar el bolsillo de los usuarios», concluyeron.